No hay nada como la satisfacción de cultivar un exuberante jardín de hierbas, cuidar cada planta con esmero y ver cómo florece. Sin embargo, la belleza de las hierbas cultivadas en casa tiene un inconveniente: su abundancia puede ser difícil de aprovechar antes de que empiecen a marchitarse. Afortunadamente, los métodos de congelación vienen al rescate, permitiéndonos conservar los vibrantes sabores y aromas de nuestras hierbas recién cosechadas durante todas las estaciones.
La congelación de hierbas ofrece una serie de ventajas, como la prolongación de su vida útil, la conservación de su frescura y la comodidad de tener al alcance de la mano una reserva de hierbas listas para usar. En este artículo, analizaremos los mejores métodos para congelar hierbas directamente del huerto, garantizando que se conserve hasta el último gramo de sus propiedades naturales, listas para adornar nuestras recetas con una frescura inigualable..
Congelación rápida:
La congelación rápida es un método sencillo pero eficaz para congelar las hierbas individualmente, garantizando que conserven su textura y sabor. Para ello, lave suavemente las hierbas y séquelas con toallitas de papel. Colóquelas en una sola capa sobre una bandeja de horno forrada con papel pergamino. Coloque la bandeja en el congelador durante 1 o 2 horas hasta que las hierbas estén completamente congeladas. Una vez congeladas, introdúzcalas en bolsas de congelación o recipientes herméticos etiquetados, eliminando todo el aire posible. La congelación rápida evita que las hierbas se peguen, lo que permite sacar la cantidad necesaria sin descongelar todo el lote.
Vinagre de hierbas:
El vinagre de hierbas es una forma innovadora de conservar el sabor de tus hierbas favoritas. Empiece por limpiar y secar bien las hierbas. Llena una botella de cristal esterilizada con las hierbas y vierte el vinagre que prefieras, como vinagre de vino blanco o vinagre de sidra de manzana. Cierra bien la botella y guárdala en un lugar fresco y oscuro durante varias semanas, para que las hierbas infusionen el vinagre. Tras el periodo de infusión, cuela el vinagre para eliminar las hierbas y transfiere el vinagre aromatizado a una botella o tarro limpio. Conserve el vinagre de hierbas en el frigorífico hasta seis meses y utilícelo para añadir un delicioso toque herbal a ensaladas y adobos.
Cubos de aceite de hierbas:
Los cubitos de aceite con hierbas son una forma fantástica de infusionar los platos con la esencia de las hierbas frescas y tenerlos a mano en el congelador. Pique finamente las hierbas de su elección y colóquelas en los compartimentos de una cubitera. Rellene cada sección con aceite de oliva o el aceite que prefiera, asegurándose de que las hierbas queden bien sumergidas. Congele la bandeja hasta que los cubitos estén sólidos. Una vez congelados, transfiera los cubitos de aceite de hierbas a una bolsa de congelación con cierre, etiquetada con el tipo de hierba y la fecha. Utilice estos cubitos para añadir sabor instantáneo a salsas, salteados y verduras asadas.
Purés de hierbas:
Para hierbas delicadas como la albahaca, el cilantro y el perejil, convertirlas en puré de hierbas antes de congelarlas es una opción fantástica. Lave y seque bien las hierbas antes de licuarlas con un poco de aceite o agua hasta obtener una consistencia suave. Vierta el puré en cubiteras o recipientes pequeños, dejando algo de espacio en la parte superior para que se expanda durante la congelación. Una vez congelados, transfiera los cubitos o porciones a bolsas o recipientes etiquetados aptos para el congelador. Estos purés de hierbas son perfectos para sopas, guisos y aliños de ensaladas, ya que proporcionan una explosión de sabor a hierbas frescas.
Mantequilla de hierbas:
La mantequilla de hierbas es una forma deliciosa y versátil de congelar y conservar las hierbas. Pique finamente las hierbas elegidas y mézclelas bien con la mantequilla ablandada. Forme un tronco con la mantequilla de hierbas o presiónela en pequeños moldes antes de envolverla herméticamente en envoltorio de plástico o papel encerado. Coloque la mantequilla de hierbas envuelta en una bolsa resellable etiquetada o en un recipiente hermético antes de guardarla en el congelador. Cuando la necesite, corte un trozo de mantequilla de hierbas y deje que se derrita sobre carnes a la parrilla, pescado o verduras al vapor, añadiendo un delicioso toque herbal a sus platos.