3 trucos eficaces para blanquear la ropa sin usar lejía
En este artículo te damos tres trucos caseros para blanquear la ropa sin estropearla y sin usar lejía.
3 consejos para blanquear la ropa sin lejía:
Bicarbonato sódico:
El bicarbonato de sodio se considera un producto milagroso que puede utilizarse de muchas formas domésticas. Este polvo blanco es un aliado inigualable para limpiar, desinfectar y mantener su hogar. Para blanquear la ropa, puede utilizar este polvo multiusos. En un barreño, mezcle cuatro litros de agua con una taza de bicarbonato de sodio y empape la ropa blanca. Déjala durante una hora y luego métela en la lavadora para completar la limpieza. Tu ropa quedará más blanca que el blanco.
Aspirina:
La aspirina es un truco muy eficaz para eliminar las manchas incrustadas y los restos de sudor que aparecen en una prenda blanca. Sólo tienes que disolver cinco pastillas de aspirina en un barreño lleno de agua fría y dejar la ropa en remojo en el líquido durante 1 hora. A continuación, mete la ropa en la lavadora para que quede como nueva.
vinagre blanco:
El vinagre blanco es famoso por sus propiedades desinfectantes, blanqueadoras, suavizantes y desodorantes. Para conservar la suavidad de la ropa blanca y reavivar su brillo, puede verter 3 tazas de vinagre blanco en la lavadora antes de iniciar el programa. No sólo podrá decir adiós a las manchas difíciles, sino que también disfrutará de unas sábanas blancas y relucientes.
Los riesgos de la lejía
Durante el lavado, la mayoría de la gente se da cuenta de que su ropa blanca pierde brillo y se vuelve opaca. Para aclararlas y reavivar su blancura, hay quien piensa que la lejía es un producto indispensable. Compuesta de hipoclorito sódico y cloro, la lejía es conocida por sus propiedades antibacterianas, blanqueadoras y desinfectantes.
Sin embargo, este producto químico plantea riesgos importantes para sus usuarios, pero también para el medio ambiente. En efecto, un uso inadecuado de la lejía puede provocar irritaciones y quemaduras en la piel y los ojos. Además, mezclada con otros productos de limpieza puede liberar gases tóxicos y dañar las vías respiratorias. Según un estudio científico, el uso de lejía favorece las infecciones respiratorias y ORL, sobre todo en niños de 6 a 12 años. Además, este producto corrosivo puede destruir metales y liberar gases nocivos para el medio ambiente.