En nuestros hogares, desde la antigüedad, han existido plantas, que son vistas como elementos ornamentales incluyendo algunas muy elegantes que en el pasado también indicaban el estatus social de la persona que vivía dentro de un edificio en particular.
No es casualidad que aún hoy, en algunos pueblos y ciudades, sigan floreciendo algunos jardines jardines y piazzas que en su día pertenecieron a familias importantes de estas ciudades que los cuidaban.
ORQUÍDEAS: CÓMO MANTENERLAS VIVAS DURANTE MUCHO TIEMPO
Querer tener una casa llena de plantas es por la belleza que desprenden algunas de ellas y que pueden dar alegría visual y no sólo eso, ya que también son útiles por otros motivos.
Baste decir que tener plantas, especialmente suculentas, en algunas habitaciones tiende a hacer que absorban toda la humedad y, en consecuencia, a evitar que se forme condensación y moho en las paredes, que luego nos veremos obligados a eliminar.
Pero no sólo eso, nuestras plantas producen flores y éstas son útiles para los insectos, especies polinizadoras que necesitan encontrar consuelo tras un largo viaje y encontrar néctar para hacer su trabajo, muy útil para el ecosistema.
Así, siempre es mejor tener algunas plantas en nuestros hogares, y hay muchas especies en el mercado, pero la más popular y comprada que además está indicada como un regalo muy agradecido es la orquídea.
Se puede encontrar en muchos colores y formas, pero esta planta siempre se ha considerado una de las más elegantes y su mantenimiento es recomendable incluso para quienes no tienen un pulgar verde.
Esta planta se distingue por sus hojas muy ásperas y cerosas que por lo general deben limpiarse siempre con una solución que puede ser con agua y leche para que el polvo no se acumule y permanezca brillante.
El método secreto
Pero no todo el mundo sabe que existe un secreto para que esta planta no muera enseguida y se mantenga viva durante años y años. En primer lugar, hay que asegurarse de que sus hojas no estén podridas.
Si lo están, hay que quitarlas y colocar un algodón empapado en agua entre cada hoja. A continuación, cogeremos nuestra planta y veremos si hay raíces aéreas creciendo fuera de la maceta. La planta no está en la maceta.
Si es así, las hacemos encajar en otra maceta o en un recipiente suficientemente grande lleno de agua y sumergimos nuestra planta con la maceta anterior.
De este modo, la planta y todas las raíces absorberán el agua necesaria y la orquídea seguirá creciendo exuberante y espontáneamente, haciendo florecer flores muy grandes y coloridas.
Cuando veamos que el agua está a punto de agotarse, colocaremos un platillo en lugar del recipiente para poder cambiar periódicamente el agua que se libera.
Sólo así nuestras orquídeas podrán mantenerse vivas durante mucho tiempo y podremos lucirlas en el salón de casa o donde queramos.