¿Es cierto que beber agua con las comidas es una mala idea?

Beber agua con las comidas no está exento de consecuencias para el organismo. He aquí los efectos señalados por los expertos y sus recomendaciones.

A la hora de comer suelen chocar dos consejos: «No deberías beber tanta agua en la mesa» o «Deberías beber más agua mientras comes». Aunque todo el mundo está de acuerdo en que debemos beber agua todos los días, es difícil determinar si debe hacerse o no durante las comidas. Es más, no hay estudios que demuestren los efectos perjudiciales de beber agua durante la comida o la cena. «La gente dice que beber mientras se come diluye las secreciones digestivas y dificulta la digestión. Pero es una idea preconcebida: la producción de jugos digestivos se adapta en función de lo que se come», explica a la revista Elle Violette Petroj, nutricionista y dietista.

Beber con las comidas: ¿qué beneficios tiene?

Beber con las comidas es beneficioso, ya que licua los alimentos secos y facilita la acción de los jugos digestivos. Sin embargo, el consumo de agua debe ser moderado. «Unos dos vasos pequeños de 20 cl por comida», recomienda la dietista. Además, beber justo antes o durante la comida llena el estómago y ayuda a sentirse saciado. En este punto, es esencial seguir tus propias sensaciones y ser perspicaz con tu propio cuerpo y sus necesidades.

Prácticas que hay que evitar para digerir bien los alimentos

Sin embargo, hay un caso en el que beber agua con la comida tiene un efecto negativo. Un estudio publicado en la revista Clinical Nutrition ESPEN demuestra que beber agua con las comidas favorece la absorción de glucosa por el organismo, lo que provoca un mayor pico de insulina. Así que si comes alimentos muy dulces, es mejor esperar media hora después de la comida antes de beber.

Aunque beber agua con las comidas no es desaconsejable, algunas bebidas pueden alterar la digestión. Las bebidas carbonatadas, por ejemplo, pueden provocar hinchazón al introducir gases en el estómago. La leche también es difícil de digerir, mientras que el alcohol, a pesar de su reputación de bebida «digestiva», ralentiza la movilidad del estómago y la velocidad de la digestión, al tiempo que sobrecarga el hígado. Durante los meses de verano, también es aconsejable evitar el agua helada, ya que es menos hidratante y puede causar problemas digestivos.