Cómo Cultivar Lavanda para Perfumar Toda tu Casa

share 19

 

Elección de la Variedad Adecuada:
Antes de sumergirte en el mundo del cultivo de lavanda, es crucial elegir la variedad adecuada para la jardinería en macetas. Las variedades de lavanda inglesa, como la Lavandula angustifolia, son ideales para macetas debido a su tamaño compacto y adaptabilidad a la vida en contenedores.

Selección de la Maceta Perfecta:
La lavanda prospera en suelos bien drenados, por lo que la elección de la maceta es crucial para un cultivo exitoso. Opta por una maceta con buenos agujeros de drenaje para evitar el encharcamiento y utiliza una mezcla de tierra liviana y bien aireada formulada específicamente para hierbas.

Siembra de Semillas o Plántulas de Lavanda:
Según tu preferencia y nivel de paciencia, puedes comenzar a cultivar lavanda a partir de semillas o elegir plántulas jóvenes de un vivero local. Planta las semillas o plántulas en la mezcla de tierra preparada, asegurándote de que estén espaciadas adecuadamente para permitir un crecimiento adecuado.

Requisitos de Luz Solar:
La lavanda es una hierba que ama el sol, así que elige un lugar soleado para tu planta en maceta. Apunta a al menos 6-8 horas de luz solar directa al día para promover un crecimiento robusto y maximizar la fragancia de las flores.

Técnicas de Riego:
Si bien la lavanda es conocida por su tolerancia a la sequía, es esencial establecer una rutina de riego constante, especialmente durante las etapas iniciales de crecimiento. Permite que la tierra se seque entre riegos para evitar la pudrición de las raíces y riega la planta en la base para evitar mojar el follaje.

Poda para un Crecimiento más Frondoso:
La poda regular es clave para fomentar un crecimiento más frondoso de la lavanda. Recorta las flores marchitas y poda aproximadamente un tercio de la planta en primavera para estimular un nuevo crecimiento. Esto no solo mejora la apariencia general sino que también promueve una fragancia más robusta.

Fertilización de la Lavanda:
La lavanda no requiere una fertilización intensiva. Aplica un fertilizante equilibrado de liberación lenta en primavera para proporcionar nutrientes esenciales. Evita la sobre-fertilización, ya que la lavanda prefiere un suelo ligeramente magro.

Protección de la Lavanda en Invierno:
En climas más fríos, la lavanda puede necesitar protección durante los meses de invierno. Considera mover las macetas a un área protegida o cubrirlas con una capa de mantillo para aislar las raíces.

Cosecha de Lavanda:
Una vez que tu planta de lavanda esté madura, puedes comenzar a cosechar las fragantes flores. Cosecha las flores cuando estén en plena floración para obtener la mejor fragancia. Seca los tallos cortados boca abajo en un lugar fresco y oscuro, y guarda la lavanda seca en recipientes herméticos para su uso futuro.

Conclusión:
Con el cuidado y la atención adecuados, cultivar lavanda en macetas es un viaje encantador y aromático. Sigue estos pasos amigables para principiantes y pronto estarás disfrutando del relajante aroma de la lavanda en toda tu casa, llevando un toque de la belleza natural al interior.